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Sobre el incendio de la Cárcel

13 diciembre, 2010

Mi amigo Jaime Múñoz escribió la siguiente carta que me interpeló profundamente sobre lo acontecido el 8 de diciembre en la Cárcel de San Miguel:

Los crucificados de San Miguel

“Apartaos de mi, porque me quemé vivo en las cárceles y ustedes siguieron con su vida acomodada, llena de privilegios y honores, mientras yo con mi hermano Lázaro sufríamos la violencia y marginalidad”

Probablemente estas serán las palabras de Jesús cuando nos acerquemos a él en el final de la historia. “Estuve crucificado en los pobres de Latinoamérica, en los excluidos de Chile, en los sufrientes de San Miguel”.

Los Cristianos ya estamos avisados, en nuestro cristo se encuentran los quemados de San Miguel y en los internos de San Miguel se encuentra nuestro Cristo.

El punto ahora no es seguir cuestionado el sistema penitenciario, ya todos sabemos que es una basura, reconocemos también que muchos han trabajado por mejorarlo y confiamos que muchos seguirán en eso. El tema ahora es otro, es más de fondo, es denunciar nuestro estilo de vida que ha llevado a esto. Cómo estamos viviendo es cómo enseñamos a vivir. Simplemente no estamos viviendo como hermanos, no sería posible que estuviéramos tranquilos si es que nuestros hermanos de sangre fueran los quemados de San Miguel, pero el tema es que son más que nuestros hermanos de sangre, son nuestros hermanos y compañeros de humanidad y eternidad.

Solidarizar con los pobres de san miguel implica luchar contra todo lo que los destruye y crucifica, y eso amigos, y eso sociedad civil, debe tener costos, debemos pagar esos costos, costos en dinero, en tiempo, en afectos, en privilegios, en vida.     Sé que todos queremos que esto cambie, pero sólo cambiará cuando estemos dispuestos a amar renunciando.

Los chicos que llegan a las cárceles llegan por Droga, alcohol y dinero, por la ilusión perversa de los medios de que en el consumo está la felicidad. Y a los cristianos nos digo: al no ser hermanos de la pobreza evangélica, al no vivirla, estamos reproduciendo esa ilusión, estamos diciéndole a los chicos: “por aquí amigo, por aquí se es feliz”. Esta es una interpelación a los cristianos que quieren solidarizar con los pobres, y solidarizarse con los pobres, a la manera de Jesús implica bajar a esa pobreza, hacerse pobre como él.

Ahora amigo-hermanos-compañeros está es nuestra lucha, los pobres y crucificados de nuestro tiempo están en las cárceles de Latinoamérica, en San miguel. Esta es ahora nuestra urgencia, eso son los pobres entre los pobres, ahí está el máximo dolor, ahí debe estar también nuestro corazón, nuestras manos, nuestro tiempo, nuestra inteligencia, nuestro amor.

Le pedimos perdón a esas familias por nuestras inconsecuencias, por nuestra falta de amor que les quitó a sus hijos y parientes, ahora les prometemos obediencia “la autoridad última en un una comunidad –Iglesia- es de los que sufren”

Dios esto no lo ha querido, no quiere que sus hijos mueran así, pero podemos encontrar un para qué, y ese es ir en busca de ellos a las cárceles y que ellas dejen de existir.

Un abrazo y bendiciones

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