LA DIFERENCIA, cuento chino
Si no hay preguntas, no hay respuestas, reza el antiguo adagio. Pero, a menudo, el maestro responde de un modo inesperado para el discípulo, rompiendo así sus viejos patrones y esquemas.
Maestro y discípulo estaban reunidos. El discípulo estaba anhelante por obtener alguna instrucción muy especial, fuera de lo corriente, tal vez algún método secreto o alguna clave iniciática. Pero los maestros de la tradición chan no se pierden en abstracciones.
-¿Qué es la verdad, maestro?
-La vida de cada día.
-En la vida de cada día -protestó desilusionado el discípulo- sólo se aprecia eso: la vida vulgar y corriente de cada día, pero la verdad no se ve por ningún lado.
-Ahí está la diferencia -replicó el maestro-, en que unos la ven y otros no.